Esta foto de 1956 que Jorge Olmos Sgrosso rescató del Archivo de LA GACETA muestra dos objetos que muchos lectores no deben tener ni idea de qué se trata. Pero también la imagen juega con aquellos que podemos creernos conocedores de nuestra ciudad. Es cierto que el tiempo juego con todos nosotros y no hay muchos indicios para descubrir en qué esquina han decidido juntarse este banquito y este buzón.

Estos dos objetos están a la espera. El banquito está listo para que llegue el varita de turno y se suba sobre él. A partir de allí será fundamental para el orden del tránsito. Gorrita en mano, silbato en la boca y señales que todos los volantes conocen son los elementos de comunicación. Obviamente no falta en el bolsillo o metido en la panza o apretado en el cinturón el talonario con el formulario listo para hacerle la multa a quien no cumpla con las indicaciones.

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El Buzón, en tanto, carga en su panza la idea de conexión y de comunicación. Se meten en su interior ilusiones, sueños que los tucumanos van dejando envueltos en sobres y que tarde o temprano llegarán a mano de sus destinatarios. Encierran la magia del tiempo. Esa demora hacía que la imaginación haga de las suyas. Hoy el WhatsApp se llevó por delante ese juego.

Y, para los que todavía no lograron descubrir de qué esquina se trata vale el dato que el gran edificio que se enseñorea allí es el del Banco de la Nación. La construcción que se ve es donde funcionó alguna vez la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, en la esquina de Maipú y San Martín.